Adrian VeMo

Crimen

En lo alto

muy cerca de los pies de Dios -digamos-

pasa rajando la melodía del cielo

quebrando su infinito,

así viene la ilusión de acero.

Abajo

se inquietan y reciben el golpe

un par de ojos húmedos

adheridos a una sombra de carne y hueso.

Arrastran sus tobillos

y nadie ve

tempestades de nostalgias.

No levanta las manos

porque las tiene atadas,

no estira las piernas

porque las confundieron con raíces,

no alza la voz

pues su lengua no ha de tener voto

y aprendió a gritar en silencio.

Llevarse el pan con sudor de sangre

o de dientes

o despedazando la verdad

es un delito

ya casi un crimen.