ALVARO J. MARQUEZ

SIMPLES AMIGOS

De hola, qué tal y un hasta luego,

quizá sea difícil, eso no lo niego,

pero desde ahora así deberá ser...

Ya no más palabras insinuantes,

nada que ver con el idioma de antes,

entre un hombre y una mujer.

 

Amigos de verse al otro lado de la calle,

de lejos, ya sin temor de que nos falle

la voluntad y nos provoque abrazarnos.

Llevando por delante la indiferencia,

que ya no nos haga daño la ausencia

y que no nos afecte no encontrarnos.

 

Amigos de contar y reírnos de un chiste,

que ninguno de los dos se ponga triste

por elegir un camino que nos hará ajenos.

Que no hagamos preguntas a los espejos

cuando por alguna razón estemos lejos

y que sea prohibido echarnos de menos.

 

Amigos de besos en la frente o mejilla,

cuidado si el temblor en la boca nos pilla

mirándonos con deseos de otros besos...

Si acaso una caricia se nos ocurre darnos,

ya no tendremos pues, que preocuparnos

por caer, por la cercanía, en algunos excesos.

 

Simples amigos con los “te amo” prohibidos,

que podamos hablar del ayer, de olvidos

y ya no nos duela en el alma que así sea.

Con cambios absolutos en nuestro querer,

que diga que amo a otra y me puedas creer

y tú me digas lo mismo y yo... te lo crea.

 

Amigos, amigos simples, así como si nada,

nunca te amé y tú no estuviste enamorada,

ésa deberá ser desde hoy nuestra verdad.

Que si acaso aquí mismo nos vemos un día,

me digas el nombre de quien te hace compañía

y yo te diga el nombre... de mi soledad.