María

A los saltos

Me dijo que me amaba. Lo abracé rodeando su cuello. Mirada de cíclope y un suave roce de labios. Ya comenzaría mi clase de inglés. Lo miré fijamente y le dije, saltando de contenta, que él era el más lindo. Tuve que correr, el timbre había sonado. A la tarde me contó que lo había cautivado con mi cuerpo perdiéndose en esos saltitos apurados.