Eugenio Sánchez

DESCONCIERTO

Estoy pendiendo de un hilo  en un  precipicio  

en espera de tu auxilio;

vacilante y desconcertado,

la luz que alumbra mi sendero

se está apagando y renace mi oscuridad,

escribo estos versos con melancolía,

mis pupilas están heridas por el llanto,

 he vuelto a  ser el mismo o peor

que de antes de conocerte,

he despertado de este sueño fugaz

fue tan lindo todo, pero solo un sueño;

 mi pecado fue amarte

 y esa culpa que cargo sobre mi espalda

me hiere el alma.

Nunca supe amar, sólo aprendí  a herir,

estoy condenado a  mi soledad,

envolveré con una coraza mis sentimientos

mis emociones y mi desconsuelo,

estoy condenado a  seguir la rutina

para mostrar ante el mundo la “felicidad”.

Soy un perdedor, el destino me marcó

y nunca más abriré las puertas para el amor,

 nunca  mis versos no serán de alegría

o quizá no vuelva a mencionar esa palabra,

ese vocablo está vetado para mí,

 volveré a recorrer mis antiguos caminos,

de donde nunca debí salir, y andaré

por las rutas agrestes y pedregosas de la vida,

y por las sendas espinosas con mis pies descalzos

recorreré sin rumbo cual mendigo,

pidiendo a todo el mundo:

pan para aplacar mi hambre

agua para calmar mi sed,

ropa para cubrir mi cuerpo,

consuelo para mis penas,

una miga de cariño  para mi alma,

remedio para mi pecho herido,

 a Dios le pediré que borre los recuerdos de mi mente

y me cubra con el manto del  olvido,

pero amor, jamás pediré a nadie,

y a ti te pediré perdón por amarte tanto.