Hugo Emilio Ocanto

No es por egoísmo, pero hoy debo pensar en mí (Poema)

Desde que te he conocido,

he estado pendiente

de lo tuyo, tu vida, tus deseos.

Hemos compartido momentos

totalmente felices y dignos de recordar.

Nos hemos citado infinidades de veces.

Supimos lo que representa la amistad,

que compartimos como tales.

A través de nuestro trato,

fuimos entendiéndonos más

con nuestros sentimientos,

más allá de una hermosa amistad.

Después, todo se transformó en amor.

En un  apasionado, sentido, abrazador,

vibrante, loco y lujurioso amor.

Del cual no me arrepiento de haber vivido.

Al contrario, le dio luz a mi vida,

triste, melancólica y solitaria vida.

Me transformé en un ser tan pero tan distinto,

que ni yo mismo podía creer.

Fui inmensamente feliz.

En realidad, fuimos inmensamente felices.

Dentro de mis posibilidades, satisfacía

todos tus deseos.... los materiales y los carnales.

Pero llegamos a un momento de nuestra relación,

que dejó de ser lo que fue...

nuestras almas y nuestros cuerpos ya no

sentían lo mismo... fue desapareciendo,

debilitándose, resquebrajándose

como hojas secas, esparcidas por el aire...

Tú me exigías más de lo material,

que ya no estaba en condiciones de darte,

porque de a poco mis bolsillos estaban algo inexistentes

de esa moneda, sin la cual no podríamos subsistir.

Comenzaste a dar vueltas como una calesita,

a mi alrededor... girabas, ibas y venías...

estabas conmigo y te alejabas...

y eso a mí, no me agradaba, al contrario,

me disgustaba enormemente,

porque veía en ti un cambio muy notorio.

No eras la misma de antes.

Y por tus comportamientos,

también yo cambié... hasta con mis sentimientos.

Dejé de ser el amante complaciente,

el hombre ardiente y efusivo...

tu actitud me llevó a encarar la situación

como correspondía, sin tapujos,

sin cargos de conciencia, valientemente.

Dejé de ser el hombre que no se daba cuenta

que el presente no era como el pasado.

Mucho cambio, mucha diferencia...

de presencia, actitudes y fogosidad

en el lecho del amor...

Me dijiste que estabas cansada

de la monotonía de nuestras vidas...

y ahí comprendí lo que presentía,

se estaba convirtiendo en una realidad.

Todo este tiempo he vivido para ti.

He pensado constantemente en ti.

Hoy, no me tomes como un ser egoísta,

pero debo pensar solamente en mí.

Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto . 14/05/2013)