Mar (Bar Literario)

Previsión de la noche de un sábado algo lejano

Minutos antes del espectáculo:

 

Las córneas ensayaban la sincronización del parpadeo.
La laringe afinaba las cuerdas vocales.
La hemoglobina rebotaba impaciente en el interior de los glóbulos rojos.

 

-¡Moveos al ritmo de las cadenas, concierto de cromosomas!

 

Gritaba un grito blanco entre los tejidos rosados con voz ronca de fumador activo.

 

-Ruido-Expectación-Ruido-Presión-Ruido-Desentenderse-Ruido-


 

Entonces, una neurona rompió la sinapsis y, dando saltos de cojo con el axón, subió al escenario.

 

-¿Qué haces aquí? ¡Lárgate!


El grito estaba enfadado y tenía los ojos enrojecidos.

 

-¡Vuelve, vuelve! Aquí todos piensan que soy cruel. Piensan que fue mi culpa. Piensan que estoy loca.

 

Dijo ella con la mirada perdida en el montón de cromosomas ebrios.

 

Dos bíceps bajaron a rastras a la neurona enloquecida del escenario

(El escenario era un repliegue de la pared del estómago).

 

El concierto continuó con su normal anormalidad.
Aquella noche, la neurona intentó suicidarse en la bañera, pero dos células gliales la agarraron como lapas y se lo impidieron.

 

La neurona suicida escribe poesía encerrada en un hospital psiquiátrico.