Emanuel Acuña

Mi amor por ti

Amor si se le puede llamar,

al furor de los delirios,

embebidos todos ellos,

intentándoles calmar,

entre vicios abatidos

por las viseras candentes,

que arrebatan como siempre

ese vicio en el cantar.

 

La coherencia sometida,

silenciosa y abolida,

por los golpes nulos siempre

y la luz de este sangrar;

hoy me encuentro como siempre,

entre cuentos y entre adultos,

y tu propia imagen debo

en mi mente imaginar.

 

Si limpiar tu piel yo debo

por que de ella siempre bebo

la amargura de tus sueños

y la incomprensión de ti;

¡oh querida! no te olvido,

tú jamás piensas en mí,

y aunque siempre estoy aquí

tú no hablas mal de ti.