soldc

Para mi narciso.

Te odio tanto por quererte más. Fatal idea fue buscar y depositar todo en ti, confiar como niña. Dijiste, soberbio, que no ibas a cambiar, y acepté las condiciones; amé con locura cada defecto.
Tus encantos no te salvarán del abismo de ti mismo, bello Narciso, y el mundo puede ser más cruel e implacable que tu orgullo.

 

No llores ahora que nadie abre las ventanas para dejarte entrar, pues se cola la lluvia y el gélido viento. Cuando las abrí, tú elegiste quedarte afuera y, de paso, dejarme entumecer mientras te esperaba. 

 

Yo ya no estoy, cruel amado, me consumí en mi dolor. Tantas noches en brazos de aquella desolación constante me agotó. Perdida, deseé tanto la muerte que ella vino por mí un día, y fue tierno descanso. Para seres como tú, representa castigo o un alto precio: para seres como yo, es una buena amiga, es consuelo y esperanza.  

 

Pero no me malinterpretes, yo aún sería capaz de abandonar mi reposo y salvarte; decirte con dulces palabras que no me importa el tiempo que tomó lograrlo, mas tú no quieres ser salvado y yo temo volver a intentarlo.