Gaviota Romero

MI MAR QUERIDO

Por Gaviota Romero

 

El mar que de niña mojaba mis pies me estremecía,

me hacía feliz;

chapoteando en él me metía.

 

 

En el retorno a casa me sentía, cual si perdiera a mi mejor amigo,

y al volver mi rostro hacía la orilla, mis labios con sabor a sal decía:

Volveré mañana mar querido, ¡Por favor, no faltes a la cita!

Siempre fue fiel mi mar.


Pero, fui yo, que al marchar lejos un día,

 

a una tierra donde el sol no brilla,

traicioné la amistad que nos unía;

en su lugar hay lagos donde mis pies se hunden en la orilla,

con una sensación desagradable,

sus aguas son negras y profundas.

 

Respiro el aire, deseando encontrar su olor perdido.

Mi alma se estremece al recordarte, pero…

¡Fui yo, quien faltó a la cita!,

quisiera ser como mi nombre indica,

y verme reflejada en tus aguas mi mar querido.