mario mena mena

Incógnitas

Vivir se parece a un camino

caminarlo demanda preguntarse

¿por qué estamos aquí?

¿Existíamos antes?

¿Para qué vinimos?

¿Hay un motivo especial

para empezar todos los días?

Después que todo acabe

¿vamos para algún sitio?

¿continúa la vida o se apaga por siempre?

 

Si la respuesta es no,

y que el presente es una rueda de hámster

donde giramos por el sustento

hasta que se apague la luz

y terminemos en un puño de tierra

que cabe entre dos manos

o un poco de ceniza que apenas llena un frasco

Entonces el indigente es el ser más sabio

que no se preocupa de nada

que come cualquier cosa y la saca de un tarro

que duerme donde sea, que no tiene horario.

Pues no tiene origen, motivos ni destino

y con ello su vivir es plenamente consecuente

congruente con la nada, sin incógnitas.

 

Si la respuesta es no,

la indigencia existencial es el modelo

y vivir no es un camino, no es nada

no requiere preguntas ni respuestas

Pero si la respuestas es sí

que tenemos un origen, un motivo

y un destino más allá de estas agendas

entonces aunque no lo entienda

ni haya ciencia que lo explique

todo cobra sentido,

de lo contrario todo sería un gran absurdo.