Petertedeus

Tú me enseñaste.

 

 

Tú me ensañaste

que también se puede

llorar de alegría,

con tu sonrisa

que iluminaba mi día.

 

Tu me ensañaste

el lado bueno

de las cosas malas

y que el vaso medio vacío

solo estará lleno

si así lo quiero.

 

Tú me ensañaste a

someter al miedo

a un segundo plano

donde ya no haría mal.

y que para cumplir un sueño,

duro, tienes que trabajar.

 

Que la ropa no hace a un caballero

y que también hay

caballos bien vestidos

pues pueden tener

los mejores lienzos en su cuerpo

pero de nada sirve

sin nada en su cerebro.

 

Como Ícaro volé,

Tú, mi sol, derritiendo mi alas,

caí en tu en garras

fue lo mejor que pudo pasar

me enamore sin pensar.

 

Tu quien lucho contra mi soledad

para ganarse un puesto

en mi corazón desecho.

 

Este poema dedique a tu honor

oh ilustre maestra del amor

protectora de mi corazón

también te robaste mi razón.