alexander omar

IRREALIDAD

Cuando el esueño en las horas crepusculares

se va de mi, como olas en los mares,

y siento la nostalgia de un cuerpo en el vacío

y brumas que asechan con su lúgubre frío,

es entonces cuando me vuelvo pensativo,

veo el futuro como un antónimo de infancia,

y pequeña es la distancia

desde mi nacimiento hasta lo que llevo vivo.


Mas, no lloro, una lágrima no rueda de mis ojos,

aunque las horas crepusculares son los abrojos

que asechan en mi soledad,

Y la esperanza retorna al contemplar el arrebol

cuando la aurora, hija del soL

destrulle la oscuridaD.


Por ello nunca he encontrado la felicidad total

mi ser es como un imán que atrae el mal,

para luego repelerlo.

Y así estoy: aveces contento, a veces triste,

en mi alma hay una voz que me dici: no quisiste,

sólo volviste a hacerlo.