teresa ternavasio

Al borde del infierno

Bandeja de plata para las penas,  

servidas como la cabeza del Bautista.

 

¡Oh!  usted me conmueve

con  su legión de tristezas

 

Corra hacia su río y que las aguas laven su dolor,

su decepción, sus días mal avenidos.

 

Haga una cruz con su sangre,

en el marco de la puerta de todos sus enemigos

y vomite el fuego que le quema el alma.

 

No es el hombre escudo de lanzas,

ni tuerce la lanza que ampara su vida.

 

Más bien,  recurrente ante las embestidas,

vista su orgullo del color del hierro.

 

Hable con lengua nueva.

Alimente el cuerpo con raíces amargas.

Prendase a la cola de los relámpagos.

 

Grite su lava candente.

Escarbe la tierra,

hasta que el fuego del infierno,

le queme las manos…

 

Pero no decaiga.

 

Teresa Ternavasio