Hugo Emilio Ocanto

Con mis pensamientos, te cubrí de oro (Poema - Grabado)

Ante mi soledad, al conocerte,

todo se transformó en un paraíso.

Un paraíso cubierto de árboles.

Esos árboles tenían

sus ramas fortalecidas.

Sus hojas eran perennes, inmortales...

Pero sucedió cuando te conocí...

también yo me sentí un árbol fortalecido.

Un árbol que no hubiese podido

derrumbar ni un rayo al caer sobre

mis hombros, ya sin peso de la

angustiante vida pasada,

y ahora recuperada,

por haberte conocido.

Con mis pensamientos, al recordarte

siempre, te cubrí de oro...

tu peso de mujer valía eso, oro...

por tus formas, tus líneas,

tu personalidad, tu encanto,

tu sabiduría, tu sencillez,

tu hermosura...

toda tú, eras una joyería,

cubierta de oro...

ese metal tan codiciado y costoso...

Solo fue mirarnos, y desde ese momento,

amarnos, con todo nuestro corazón...

dispuestos ambos uno hacia el otro...

cuando se ama, todo es bello...

el amor calma, tranquiliza, serena...

todas las penas que podamos

guardar en nuestra alma.

Bendito sea el momento

en que te conocí.

Bendito sea Jesús,

que a mí te envió.

Bendito sea el destino...

pero... todo sucedió...

pasó, se extinguió...

Ayer escuché en una película...

"no todo lo que reluce es oro"...

Estas siete palabras

me han inspirado....

a revestirte de oro, mi amada...

ya lejana, ya ausente...

Tu permanencia en mi vida,

ha sido un acontecimiento inolvidable...

pero a veces, sí también el amor muere,

aunque algunos dicen que nunca...

el amor muere, y vuelve a buscarse...

la traición, el engaño, el absurdo,

me hace sentir que el amor

también muere.

Ese que tuve, a la cual,

con mis pensamientos,

la cubrí de oro...

oro que se derritió en su cuerpo...

y se transformó en barro...

humano...

Las placenteras noches llenas

de promesas, ya no existen...

desaparecieron...

y mi alma, solitaria, yace lentamente...

Soy un fuerte árbol,

al cual sus fuertes ramas,

feneciendo están...

Vuelvo a tener sobre mis hombros,

la pesada carga de la vida...

de la realidad, de la mentira,

del engaño, de la traición...

de la infidelidad.

Carga de vanas promesas...

que aún retumban en mi mente...

y que postrado me deja

sobre un colchón,

con la sensación de que aún

caliente está, por el contacto

de su cuerpo...

Postrado estoy, tratando de encontrarle

sentido a la vida... a mi vida...

Voy a superar mi angustia, sí,

la tengo que superar...

aunque, no siendo la primera vez,

por dentro, mi alma, tenga que llorar...

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 15/04/2013)