Yolanda Barry

EL SONIDO DE DIOS.

Amanece y percibo

su presencia,

todo es nuevo

ante mis ojos.


El sonido de Dios

aparece dentro de mí,

espero ansiosa su llegada

porque alegra mi corazón.


Toda la bella creación

se posa dentro de mí,

como una gota de rocío

murmurando en mis pétalos.


Percibo su sonido,

en todo está su presencia,

no deja de bendecir mis días,

porque quiero vivir siempre así.


En el despertar de los pájaros,

en el paso del viento,

en la voz amada de mis hijos,

en la música que componen

los grandes maestros,

en un saludo amable

que alimenta a mi espíritu.


Porque así como necesito

el amor de Dios,

así necesito sus sonidos,

aligerando mis penas

con la armonía de su presencia.


YOLANDA BARRY.