Hugo Emilio Ocanto

No dañes mi vida (Monólogo teatral) Grabado

( Actor en escena mirando cuadro.

Es el de su esposa cuando era joven)

Aún sigues conservando tu belleza. Me parece increíble los años que ya han pasado.

La gran pena es que tienes un rostro angelical. Hicieron una pintura exacta de lo que fuiste... y ya no eres. Ahora, te has convertido en un demonio humano. No se cómo realmente calificarte.

Solo puedo decirte que ya no eres la misma. Tampoco yo. Somos dos personalidades muy distintas de lo que hemos sido.

Tal vez tú puedas pensar lo mismo de mí. Tú me transformaste en lo que soy. Un ser sin corazón, sin sentimientos sin importarme nada de nuestras vidas.

O tal vez, sea todo lo contrario. Me siento confundido. Me siento con locos deseos de no estar aquí... en esta casa que llamábamos " nuestro templo del amor"...

El amor... aquel sagrado amor que sentimos durante tantos años... y por tu comportamiento inaceptable, ha quedado solo en el recuerdo. Ha dejado de existir...

Últimamente nos hemos estado tratando de adaptar a lo que somos, por nuestros hijos, por nuestros nietos....

Ya no tengo más fuerzas para continuar... mucho trabajo me ha costado tener todo lo que tenemos... mejor dicho, lo que teníamos...

De tantos bienes hemos tenido que desligarnos... venderlos, rematarlos...

(Entra su esposa. De mal aspecto físico, desaliñada. Se dirige a tomar un vaso de alcohol. El que les queda...)

¿Seguirás tomando?

(Ella lo mira, indiferente, levanta un hombro, en actitud de indiferencia)

Seguro que vienes de hacerlo. ¿ por qué no haces una pausa? Es increíble cómo cambiamos las personas a través de los años... es inaceptable la forma en que te estás transformando... en lo que eres... Y yo tengo que soportar esta vida... ¿vida, dije?

Esto nuestro ya no es vida... es un suplicio... y yo ya me siento harto de tener que soportar todas estas situaciones que están dañando mi vida.

Tú dañas la tuya por este maldito vicio del alcohol. Y yo estoy dañando la mía por aceptar tu comportamiento. ¿No te da vergüenza que tus hijos y nietos tengan que verte tantas veces en este deplorable estado?...

Para qué te hago preguntas que no me respondes... llegas a casa, y lo más correcto que tendría que hacer, es irme y dejarte sola. Pero si lo hago, eres capaz de tomar alcohol medicinal...

Estoy cansado de tener que soportar esta vida... tendrás urgente que ponerte en tratamiento, de lo contrario tendré que irme de esta casa...

qué puede importarte lo que te estoy diciendo, si no me entiendes... ¡Ni sobria ni borracha!... ¡Mira ese cuadro!... ¿reconoces quién es? ¿te reconoces?...

¡qué vas a reconocer!... no reconoces nada de la realidad que estamos viviendo...¡esto ya no es vida!... ¡es una mierda de existencia!... y estoy, tan pero tan cansado, que quisiera dejar de existir para no padecer lo que estoy padeciendo... Se que estás enferma, en realidad no tendría que tratarte así...

Es que, te pido me ayudes a vivir... no dañes mi vida... deja ya de hacerlo... tú estás enferma por el alcohol... y yo estoy enfermo por esta angustia y tormento que no puedo sacar de mi alma... me estoy convirtiendo en un ser tan distinto a lo que era... que me dan deseos a veces de pegarme un tiro en mi corazón, así dejo de existir... pero pienso en nuestros hijos, y eso me detiene, en la locura... de mi suicidio. Me miras, solo me miras...

(Francisco vuelve al cuadro. Se queda allí como petrificado. Llora. Le habla al cuadro)

Vuelve, vuelve a ser como antes, no podrás obtener la belleza que tenías... pero vuelve a ser la de antes...

(Se da vuelta. Se acerca a su esposa. La mira. Con lágrimas en sus ojos)

A pesar de todo, ten en cuenta, aunque no lo parezca, que sigo queriéndote... reconozco absolutamente que estás enferma. Tienes urgente que ponerte en tratamiento...

Cuando mañana tengas un poco de sobriedad, nuevamente hemos de conversarlo. Mañana es el día decisivo. Si no te pones en tratamiento, hablaré con nuestros hijos, y me iré de esta casa... no dañes más mi vida... tú estás enferma, y yo estoy vencido... ya no tengo voluntad de nada...

He de sacar fuerzas necesarias para ayudarte a que te compongas, de lo contrario, definitivamente he de irme... si no interpretas lo que estoy diciéndote, ve a descansar... yo he de quedarme un rato más aquí...

(Su esposa se va. Francisco vuelve al cuadro, conteniendo su llanto)

Cierra telón.

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 14/04/2013)