Bernardo Arzate Benítez

¡La ardilla!

 

 

¡Pequeña  ardilla!

¿Cómo pués podré burlarte?

Necesito estar sentado en un silla

Para así constante vigilarte.

 

Pero no soy competencia para tu experiencia,

ni puedo tener tu persistencia.

Y así por ello, las fresas que yo planto,

por causa tuya, no cosecho tanto.

 

Y cuando voy y busco aquellas fresas rojas,

las tienes entre tus manos, y mordidas las arrojas.

Y corriendo jubilosa  a tu guarida,

te burlas de mi tonta arremetida.

 

Autor:Bernardo Arzate