Murialdo Chicaiza

Medicaciones

 

No ha de morir ya más mi afán

de ser poeta pírrico un día

aunque sea por decir algo cantaría

a un duende nocturno de pan.

 

Un soliloquio tosco con algo de desdén

cantaría ahora mismo a toda la tierra

tan dulce como el filo de una sierra

y aceptaría por ello todo lo que me den.

 

Cantaría de la luna su ingenua luz

de un caballo a la burda y tenue crin.

Del amor, todo, todo… aunque sin

decir que voy por ella a una cruz.

 

Hacia el desvarío dulce, insano

hablo y canto, ¿no lo ven?, sin razón

pues la malvada que alteró mi corazón

la vi dos veces y hoy mora en el arcano.