Alicia Acevedo Inzunza

Para ti.

Me entrego a esta magia de vivir, hoy lo he  decidido; decido abrir muy bien los ojos, llenarlos de luz del sol y de paisajes vivos, de rocas inertes, de flores, de color, de brillo. Abro también mis oídos para escuchar el romper de las olas, el trinar de los pájaros, el vaivén de las risas, las palabras y el llanto; y potencializo mi gusto para probar la miel, pero sólo la de tus labios.

 

Me entrego a esta danza que es la vida entre tus brazos, me doy a ti, me expongo, me muestro, me entrego entera a ti; te pertenezco.

Me doy en materia sin olvidar lo esencial de mis adentros, pongo en ti mi ser, mi fe, mi voluntad, mis arranques, mi pasión, mi tormenta, mi calma, mi seguridad, mis miedos (¿qué sería yo sin miedos?).

 

Hoy, te tomo de la mano en la distancia, sostengo con un beso tu sonrisa y finalmente, convencida, me entrego a ti. -¿Qué soy sin ti si me he entregado?-.

 

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