Sepulcro

NO ES POESÍA

Me alejé de ti,
mas no lo suficiente


Aprendí a ser fuerte,
y he conocido a tu lado
mi debilidad.
Prometí no llorar,
y he arrasado por vos
los desiertos de la tierra.


Ha caído el lúgubre manto, y ya retumban tus pasos bajo el firme suelo que me sostiene en tu ausencia; ya retumban en aquel sótano húmedo y frío, como tú, sediento de luz y cubierto de polvo, que guarda con recelo la urna en que glorioso descansas los miles de años que esconden las oquedades de tu rostro cargado de perfidia.


El eco de tu avance, a través de esos roídos escalones, se deja morir en mi pecho, que lucha por mantener la calma de las horas matinales. Pero me es inevitable dejarlo cabalgar desbocado. Tu lo deseas. Y muy en mis adentros, también mi carne lo anhela. Es esta, por amarte, mi eterna condena.

Presiento tu avance, ya estás cerca, puedo notar como deshilachas mi olor, trazando un invisible camino entre nosotros, que rasga tus ojos y tensa tus músculos. Puedo notar, en el lento transcurso de tu capa rasgando la madera, que ser consciente de mi miedo, te excita, te lleva a estirar el tiempo de mi espera, sabiéndote controlador de mi pulso, de mi sexo, de mi vida…

Penetras la cerradura, con la templanza de quien se sabe vencedor antes de luchar, la retuerces delirante, y se que ya estás aquí cuando el desquiciante chirriar de la puerta entona mi réquiem, movido por la batuta embriagadora del señor de la muerte...

 

Continuará...