Elida Isabel Gimenez Toscanini

LA MUJER DEL ESPEJO

Hoy  en el  espejo

otra mujer me mira

 Ella con prisa,

 sobre su cuerpo desliza

el  vestido color tiza

Muy  sensual contornea

su apariencia madura

Caprichosa, coqueta,

como el jazmín 

que en la glorieta 

perfuma el aire 

de un aroma

inolvidable

El frenesí

la delata

en su mirada

¿Acaso, Cupido 

la despertó ardorosa?

Quizás fue  un duende

 sin permiso, desatado,

enredado en sus brazos,

con ansias locas

de amante trasnochado. 

 Y fue la madrugada,

sin luna iluminada, 

 sagrado territorio,

 un Olimpo imaginario 

en que bebió sin tiempo, 

el néctar de  sus labios,

hasta el despunte del alba.

Cual onírico presagio,

aquel banquete divino

le encendió la sangre

con pasión desenfrenada.

A su puerta el cartero

ha llamado

trayendo un hermoso recado

Son cartas de un país lejano

huelen a  madreselvas y naranjo,

escritas en tiempos de guerra

para templar la ausencia 

Son cartas de su amado amante

viajero distante, peregrino

que a vuelto  del olvido

deseoso de anclar

y construir un  nido

Hoy en el espejo

otra mujer me mira,

mientras la brisa 

sopla de repente,

una mueca tierna

dibuja en su risa

Ante el espejo

otra mujer me mira,

sin vacilar,

se aleja ilusionada

a encontrarse con la vida

cara a cara

 Elida Isabel Gimenez Toscanini