Decidí escribirle a la locura porque ella de la vida forma parte, y porque al escribir en mi mundo aparte puede ser que una locura se me ocurra. Las locuras de amor llaman mucho mi atención, es tan propia del ser humano que se me cansaría la mano si a escribirlas me dedico yo. O acaso no es una locura amar sin ser amado, o dejarse amar sin amar, como si no se pudiera encontrar en el amor el sueño anhelado. Loco me parece aquel que daña a su semejante, el que roba, secuestra o asesina, el mismo que deshonra su naturaleza divina al ofender a Dios de manera tan lacerante. Locas son las guerras de la humanidad, que arrastran consigo tantas vidas inocentes, tal parece que somos un mundo de dementes que no saben vivir en paz. Locas las políticas de los gobernantes que tienden a profundizar desigualdades, y es que actúan como jaurías de animales para imponer una clase dominante. Con razón hay tanta pobreza y miseria, a pesar de los avances tecnológicos, tal parece que nos equivocamos de zoológico porque los animales deberían estar afuera. No quiero seguir retando a mi cordura, confío en Dios para alcanzar un mundo mejor, un mundo donde el protagonista sea el amor y desterremos para siempre a la locura.