DanielMF

Llueve.

Y del cielo

bajan promesas;

estrellas

del húmedo trasnoche,

lunas de añejos amores

que pierden sus luchas

por olvidarse.

 

Y se abrazan al suelo,

otras tantas,

deciden poblar

los techos de casas

más vacías que alegres,

de gente

más ocupada

que feliz.

 

Entonces arriba

A mí

una gota,

pequeña y frágil

como la promesa

y que no posee

similitud al llanto

o al transpiro

que acostumbro

desahogar

cuando el miedo oprime

los huesos

que me mantiene en pie.

 

una gota que se parece

a mí, cayendo,

como la noche

o como un hablador.

 

Y de pronto, compartimos

paragüas y soledad,

nos repartimos

humedad y epifanía;

vísperas grisasecas.

 

Calla

Pero

no hace falta

el ruido:

yo tampoco

estoy de humor.

 

El cielo llueve

y mi ciudad

es un absurdo

en el poema,

una materia

volátil

flotando

entre el desagüe,

Una colilla de cigarro

que arde en suspiros,

los mismos

que jamás

volveré a

suspirar.