Tony Obando

Luna nueva

Dime tú bella doncella

de blancura y alba,

por qué  hoy no brilla tu rostro enamorado

entre la perpetua penumbra oceánica,

por qué no has quebrado el idílico mar

en mil cristales de  prófugo romance,

por qué la suerte de tu sombra  es fría

y la húmeda brisa un lamento que se

arrastra al canto de las olas.

Dime tú bella doncella,

a donde fue tu caballero, ese que iluminaba

 tu sonrisa como a una estrella,

ese romántico de Venus e infiel a Marte,

aquel mismo de Galileo amigo

rey de la luz y el horizonte.

Dime tú bella doncella,

por qué tan solo miro tus hermosas

lágrimas de firmamento,

escarchas tristes en el cielo.

Dime donde dejaste

 tu traje  de noche romántica

de mieles de campo e ilusiones de amor.

Dime tú bella princesa,

¿dónde estás?

por qué de este mortal destruyes el alma.

Alma lunática y platónica de esperanza.