Poethas

Mujeres (de D´annunzio Gabriel)

Han existido mujeres serenas de ojos claros, 
infinitas y silenciosas como esa llanura 
que atraviesa un río de agua pura. 

Han existido mujeres con visos de oro, 
rivales del estío y del fuego, semejantes a 
trigales lascivos que no hieren la hoz 
con sus dientes pero arden por dentro 
con fuego sideral ante el cielo despojado. 

Han existido mujeres tan leves 
que una sola palabra, una sola, 
las convirtió en esclavas. Y existieron otras, 
de manos rojizas, que al tocar una frente 
suavemente disiparon ideas terribles. 

Y otras cuyas manos exangües y elásticas, 
con giros lentos aparentaban insinuarse 
creando una urdimbre rara y fina 
en que las venas simulaban 
hilos de vibración ultramarina. 

Mujeres pálidas, marchitas, devastadas, 
ardidas en el fuego amoroso 
hasta lo más profundo de sí mismas, 
consumido el rostro ardiente, 
con la nariz agitada por el impulso 
de inquietas aletas, con los labios abiertos 
como yendo hacia las palabras pronunciadas, 
con los párpados lívidos 
como las corolas de las violetas. 

Y todavía han existido otras y, 
maravillosamente, yo las he conocido.


Gabriel D´annunzio

(Versión de Luis A. Cano)