María

Procrearme

Desde que te fuiste, duermo.

De madrugada me desvelo.

Me sumerjo en libros y bocetos.

Fallidos intentos.


 

Partiste con tu violín y te llevaste el saxo.

Silencio sepulcral.

¿Cómo no voy a refugiarme en el lenguaje?


 

Quebrantada, es mi estilo el que me sostiene.

El verbo es sanador.


 

He de curarme, entregándome a mis huidizas letras que sólo te nombran.

Sola,  minusválida,  apoyada en el bastón de tu recuerdo. 

Debo procrearme en esta soledad impuesta.