Emanuel Acuña

La tarde

Es la débil tarde que pasa y arde;

lejos y sin vida, solo ahí.

Y el vodka que raspa mi garganta,

y repasa en mi mente que en ti piensa

pues este trémulo crepúsculo me pide y

más reside en tus labios;

tus labios rojos, desgastados,

por besar otros labios tan acorazados.