Sara (Bar literario)

Historia de puntos suspensivos...

La lluvia nos encuentra en las peores ocasiones, en aquellas, con un nudo amarrado en el sol que no conoce el sabor de un  helado.

Lo prudente es quedarse estáticos en medio de un abrazo mojado y una sonrisa revuelta en el café de las cinco.

 

Porque nos queda una cita imaginaria...

 

Para ser nosotros en la complicidad de un libro, mientras recorremos la historia de turno que nos salva de cerrar las nubes y olvidarlas en la calceta de cualquier cerrojo. Cerrojos que no hemos aprendido a suspirar.

 

El libro tiene tantas partes para ser comentadas con el idioma que entre dos tímidos se inventa para engañar al corazón prendido en espasmos. Cambiaremos la hoja al compás, nuestra respiración será la hoguera para humear las ideas que convulsionan en nuestra cabeza, y nos sobrará una mirada, una sola para saber, que sin vivirlo; apenas en el eslabón de un parpadeo, hemos tenido, nuestra cita perfecta.

 

Y todo termina, o todo comienza, con un abrazo de lluvia.