Veronica Arteaga

CENIZA Y NIEVE

CENIZA Y NIEVE. 

 

En  el dorado olor de una  mañana

Trajiste  tu alegría pasajera

Cerca  de mis  otoños oxidados

Besando con tus labios, primaveras.

 

El sol, un rato antes, despedía

La marcha de un verano polvoriento

Y se guardó el calor en la maleta

De días agrietados, mar y vientos.

 

Vadeaste las tormentas y las lluvias

Las tardes carcomidas del estío

Las huérfanas arenas de las playas

La tarde amenazada por el frío.

 

 Tenía  tu presencia ya olvidada

Y el estupor de verte en el camino

En las postrimerías de mi sangre

Estremeció el azul de mi vestido.

 

Te recordaba ya ceniza y nieve

En la breve memoria de la carne

Y un resplandor de fugaz  aleteo

Iluminó las sombras de la tarde.

 

Una leve  caricia olvidada

Entre brumas de inciertos recuerdos

Sacudió mi  quietud polvorienta

De  memoria dormida y cansada.

 

 Porqué Para posarte sordo y ciego

Porqué, pregunto, llegaste de nuevo

Hasta  el alero frágil de mi alma

Para dejar tu brevedad de cielo?

 

Porqué llegaste a mi vida de nuevo

Como un ángel que espanta al invierno

Sacudiendo borrascas y al frío

Que estremecen mi techo y mi suelo?

 

No quiero tu espejismo en mi inocencia

Ni el contraluz de plomo de tu cuerpo

 La incertidumbre gris de tu silueta

La claridad fugaz de tu presencia

 

Si emigré a un país del olvido

Y me fui sin hablar, sin decir nada,

Sobriamente emprendiendo la ruta

Y abrazando la paz del camino.

 

Tu recuerdo me pesa en la espalda…

Mi  remoto y paupérrimo sueño

Me sorprende tan rota y tan quieta

Como un ancla clavada en el  alma.

 

 Sueño blanco de leve vapor…

Un duende exhausto y frágil

Que ya no tiene puertas para entrar

 En el dorado olor de la mañana…

Así es mi amor.

 

 

CRISTINA CAMMARANO- para  "Verónica Arteaga".