Lidia

¡ COMO ANSIABA TU LLEGADA !

Era media noche y te seguía esperando,

que abrieras la puerta de mi alcoba para entrar

y yo, envuelta en fragancia de jazmines

en la penumbra y el silencio te deseaba

que llegaras, con la lumbre de tu amor

para que nuestro lecho se incendiara.

¡ Al fin llegaste ! pero me defraudaste,

al sentir que estaban mustias tus caricias

porque la gragancia del deseo que anhelaba,

la dejaste impregnada en otro cuerpo

y no te diste cuenta al acercarte a mí,

que ansiosa yo esperaba tu llegada

para que el calor de tu pecho me quemara

y nuestro lecho se incendiara de pasión.

Pero tú, habias apagado en otros brazos,

la llama que conmigo no quiso encender

y yo em mi alma agonizaba por la pena,

como agonizan las tinieblas,

en la llegada del amanecer.