Eugenio Sánchez

PARA JOSÉ SEBASTIÁN

Un viernes por la mañana,

llego junto con el sol,

llenó de  alegría mi alma,

y a mi pecho  iluminó.

 

Frágil, dulce e inocente

estaba cual Niño Dios,

lactaba muy suavemente

de su madre con amor

 

 

 

Llora, llora Sebastián,

que tu llanto no es un llanto,

es la canción celestial,

de amor y paz es tu canto. 

 

Veo a José Sebastián,

de grande, cumplir su meta,

o tal vez sólo será

algún  humilde   poeta .