ALVARO J. MARQUEZ

NAUFRAGIO

"Si suponen que el Titanic soy yo/ y te preguntan por qué está hundido,/ diles que ese barco se hundió/ en las aguas heladas de tu olvido"


El tiempo a veces nos engaña, nos confunde,

como un barco que inevitablemente se hunde

y al cabo de los años nadie sabe si estuvo ahí.

Así está tu recuerdo aún en mis pensamientos,

como el barco navegando en mis sentimientos,

en un mar navega ahora, el mar donde te perdí.

 

Viajábamos seguros, el viento soplaba a favor,

sin un ancla que detuviera en nosotros el amor,

ni el mar más bravío parecía capaz de detenerlo.

¿Contra qué chocó nuestro barco? Aún no lo sé,

mas siento que en verdad un amor tan grande fue

que es difícil que un amor así volvamos a verlo.

 

Cierto que en el camino nos golpearon las olas

y que cada vez menos pasábamos horas a solas,

pero aún parecía bien orientado nuestro timón.

Mar adentro nuestro barco era barco confundido,

entre la espesa neblina que nos llevaba al olvido

cambiando del todo las coordenadas del corazón.

 

Nadie sabe si en verdad aquel barco se hundió,

tal vez fue un sueño, quizá ni siquiera existió...

pues no hay rastros en el lugar del hundimiento.

Como un alma que fue abordada por un sentir

y un día buscas en ella y no logras ya percibir

absolutamente nada de aquel gran sentimiento.

 

Fuimos dos los que en ese barco acabamos hundidos,

dos que pusimos siempre todos nuestros sentidos

en lo que decíamos, lo que hacíamos. ¡Todos Dios!

Y ahora, quien al lugar de aquel naufragio asiste,

puede comprobar de la manera más gris, más triste,

que no se oye ni un sollozo ni un suspiro ni una voz.

 

Queda la duda a medida que el tiempo transcurre

y ya hasta hasta la persona más curiosa se aburre

de esperar a que el misterio algún día se resuelva.

Todos coinciden sin embargo mirando mar adentro,

que el barco con el amor no aprovechó su encuentro

y por lo tanto de ese viaje será muy difícil que vuelva.

 

Con el pasar de los años todo eso será una leyenda,

aunque esta historia de amor a otros mares se extienda

y la duda sobre su veracidad llegue hasta el infinito.

Todos verán en paz al mar y sus olas tan despreocupadas,

harán creer que todo fue como un cuento de hadas,

con toda la irrealidad de una fábula o un simple mito.

 

¿Quién dirá con el tiempo que algo como eso sucedió?

¿Cuál libro contará que aquel barco nuestro se hundió

si ni testigos hubo para decir cómo, dónde y cuándo.

Tal vez la luna, sólo ella, una real versión pueda dar

si una noche cualquiera encuentra en el inmenso mar,

todos los restos perdidos de nuestro amor flotando.