han-jael

Dei

 

Yo no quería

pero el sentimiento me mando.

Mi razón

decía que no,

y el corazón,

no obedeció.

 

Fui a tu casa a buscarte

y hablarte de mi amor

y decirte del dolor

que la separación

me provocó.

 

Implore tus besos como el mendigo

que implora un poco de pan y compasión

y tu como el rico,

despreciaste mi moción.

 

Yo lo sabía

y aun así me arriesgué

a poner mis dos mejillas

a tu disposición,

pero como siempre,

te vanaglorias de mi situación.

 

Acaso, no te pareció suficiente,

cuanto te ame yo?

Te asumes un Dios

y me ves tan abajo

que a mis labios

no te deja llegar tu vanidad.

 

Yo me vuelvo con los mortales,

a dispersarme en la humanidad

con el anhelo de que voltees

de nuevo a verme con humildad.