gaston campano

Viejo álamo

El álamo viejo y solitario

    Tiene las raíces cansadas

para subir la savia a lo alto,

     está perdiendo el equilibrio

yéndose de costado

      Sus escasas hojas

van dejando un sembrado

       de color amarillento

a sus pies atolondrados

       Pero en un momento

a su piel ha llegado

       una mata de hojas

de tono colorado.

        El álamo la recibió

como un don regalado.

        A su oido le cuenta

como somos los humanos

        Soy parte de la alameda

como último soldado

        los demás ya cayeron

por los hombres derribados

        dejándo morir algunos

a mis pies algo cansados

        no son capaces de ver

lo bueno de mis hermanos.

         Si entre ellos se pisotean

sin importarles el daño.

        Yo te recibo hermano

con agradecimiento sagrado,

       porque estoy muriendo de pie

con una corona de flores adornado.