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CAMINOS INTERMINABLES

CAMINOS INTERMINABLES

Avenidas permanentes, entre túneles ininteligibles sin

salientes, oprimen mi taimado pensamiento  y medito.  


Recorro mis calles internos, padezco de insomnios desde

el día que llegaste por mi puerta, abriendo mis persianas

arrugando mi falda, oprimiendo mis senos con tus besos.

 

Parezco a una flor, que ha florecido en tu lozano vergel

con otoños risueños, donde cae la llovizna mojando mi pecho.

Parezco un ave, con sus alas armonizadas a tu faz únicamente

que va abrazando tus hombros dorados, entrando en tu olor.

 

Caminos ocultos, secreto nuestro en prósperos enlaces de luz.

 Comen mis ojos tus ojos y cuando amanece en mi alma

un lucero blanco me grita en los oídos para decirte: Te quiero.

Hasta el silencio calla, la noche es secuaz de nuestro encuentro.

 

No son palabras pueriles, aquí revelo mi amor, como un

torrente en encendidas gemas de llamas inexplicables.

Y surgen los soles en aparente risa brotando de mis poros

 concluyendo el elixir tuyo y mío en pequeños vasos de amor.

 

Parezco una niña, prendida de tus manos, temiendo perderse

entre los largos silencios y oscuras criaturas que buscan tu mirada

 que refrescan con sus lisonjas tu encendida piel, queriendo

arrebatarme, lo que más amo. A ti. Lo que más adoro, tu ser.

 

Me quedo un instante, mirando la lejana luna en mis noches

de soledad, me refugio bajo la sombra de la estrella más rojiza

resucito levemente, pálida al amanecer teniéndote en mis pupilas.

Te quedas ahí, por horas y siglos imprevistos para mi alma.

 

Recojo mis flores olorosas, van cayendo mis hojas y una lágrima

secreta bautiza cada raíz de mi jardín ya marchito, hay espinas

por los caminos, y en el cielo sonríen ángeles por nuestro amor

 y de mi alma brota cada segundo  un manantial fresco para ti.

  

Temo quererte. Pero te quiero. Se calla mi voz, mi alma aprieta

la palabra y sangra dentro mío, el “te amo, el te quiero siempre

a mi lado”, pero tu aislado silencio es un oasis en el desierto de mis

resucitados sueños, tu ausencia es la saga que cortan mis anhelos.

 

Yo jamás, como el ave dejaré de volar por senderos encamados

de brillantes chispas de pasión, ni dejaré de ser la flor, aunque

mis otoños parecieran amarillentos, huelen a vida y recogen mis

manos experiencias, mi alma es pura y sabe amar en demasía.

 

Temo decirte, te quiero, una larga brocha sombrea mi amanecer

junto a la duda, junto a ese mar de preguntas, que embriaga

de mí los encantos, tu presencia limpia el destino con matices de

colores imperecederos, junto a ti, el mar canta y la vida me besa.

 

Pero temo, así como temo correr sobre piedras, es como tener

espinas dentro de mi ser en una constante batalla de celos y

sospechas  y se abre cada instante una herida, de mis venas borbotan

la sangre dolorosa y  quedo dormida por el cansancio, es como morir.

 

Yo dejo aquí mi ternura, como la ofrenda más pura, impecable.

Diciéndote a los oídos despacito: Te quiero y no quiero perderte.

Porque yo sé, que al tenerte, y al tenerme tú a mí, se abren los

cielos, nos adoran y nos guiñan cada estrella por nuestro febril querer.

 

Celia Benfer-Poeta escritora.

Paraguay, 04 de febrero 2013

Obra Registrada con todos los derechos.