Miyagui yuyatsi

1.

 

 

 

 

En recuerdo a tu pulsera de estrellas

 

 

 

 

 

 

 

 

Escribiendo un horizonte en sus manos

sostuve una vida que reencarnó en mis dedos.

Su tacto hurgó en dimensiones -imponderables-

donde demonios y estertores       

apostaban una eternidad

a los cambios en su mirada .

- nos miramos-.

Su pulso provocaba espasmos

que abrían paréntesis en cada cuadra intergaláctica

en la que levitaba con su literatura,  

con su tatuaje de arena

con su dios.

 

 

 

Aun conociendo mi reacción

retuve una caricia entre sus yemas,

y suponiendo demasiado

me quedé dormido en su bus,

para cuando desperté ya tenía 32 o 33

y eso es demasiado

-tarde o temprano-.

para resucitar.

 

 

 

 

Inscribí en esquelas

en panteones,

nombres que en su nombre

volverán, se desenvolverán

sin hacer preguntas obvias

como: “Sí, acepto”.

sin obviar respuestas tenues

como:¿ Todavía me amas?

 

 

Nombres como su sombra

-surrealista, supeditada-.

que armoniza con sus uñas una estela.

Nombres como la muerte

que cierra los paréntesis  y las olas

-sin despedirse-.

en cada cuadra intergaláctica

donde su tatuaje, su literatura y su dios

se han convertido en un zahir.