RICARDO ALVAREZ

1- HOJA MÍA PARECES - 2- TUS OJOS

1- HOJA MÍA PARECES

 

Hoja de otoño pareces

cuando doblas tu espalda de espiga y

sobre tu vientre danzan en círculo

los labores de la niebla,

batiendo sus plumas de libre gaviota,

frente a tu exacto pecho de ornado nenúfar.

¡Hija del tilo y la pasionaria!

Calmas la mordida de las bestias y

en tus pestañas inicia la violeta su rito de fuego.

Al silencio de tu paso desnudo

el mar en remolino tuerce su ebria ola,

el crujir del agua resuena como badajo...

Latido de caracolas y campanarios.

           ¡Hoja mía!

Mis ojos de guerra duermen su reposo de espalda y

mis hombros de honra circulan tus ardores.

Con tu doble sonrisa de simultáneo abrazo

y tu labial carne de alga nutres mi sed de redes.

 

Errante como alada ameba

donde tu piélago de pluma deja su sello

acoplas a mi piel tus sudores.

¡Ah, mí amada en silencio!

Abre tus párpados de amapola

que he venido a dormir bajo su sombra

de parasol y mariposa.

 

¡Raíz y árbol de tierra mía eres!

Con la espesura de la arcilla edificada,

la humedad llora en su rama de trueno por tu lágrima

y tu... Hoja...

¡Hoja mia!

Destronas la potestad del océano en maremoto

cuando explotas en mis brazos

tus espumas de romántico arrullo.

Hasta mi sombra sabe de tu tendida piel de hoja y

mi amor de papiro escribe a diario

con la sangre rosa de hoja empapelada.

¡Estuario de mis besos!

Pareces el muelle guardián de mis labios en ti coronados.

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2- TUS OJOS

 

Tus ojos, selva de fieras aguerridas.

De pájaros tucanes coloridos.

De vitraux impío a la mirada.

Son serenos,

como el océano sin viento

ni crujido y el mar paseando

 burbujas en su cresta resurgida.

Son la húmeda lágrima cálida,

 tan reales que alimentan,

con su forma de almendra y

tan profundos

como precipicio deseable de kamikaze.

 

Son de relámpago y metal acústico.

Silencio de esfera que hablan con el dibujo.

Son el país de eximios pintores y

una rara primavera.

observando sobre el hombro del invierno.

Son portales de fábulas.

Paradojas penetrables.

De latido sereno y espejo parpadeo,

donde habita un páramo como destino,

en la cerrada levedad de la espuma en sueño reposan

                        y abiertos palpitan con la fuerza devorante de las sombras.