María

Proximidad

Descubría mi inocencia

con ojos suaves.

Mis pómulos insinuaban iluminados  contrastando  con mi pálida frente.

Su acercamiento fue tan imprevisto como tenue.

Contacto etéreo.

El torrente bermellón recorría kilómetros en mi menudo cuerpo.

Radiante y espléndida, fui feliz.

Veinticinco años después despierto  ese carmesí contrastando con sus lejanas camisas blancas.