Nacimos de la misma matriz,
teníamos la misma sangre,
dormimos en la misma cama,
soñabamos lo mismo,
teníamos los mismos juguetes,
me enseñaste a caminar, me llevabas a la escuela,
me peinabas de niña, me dabas de tu perfume.
Rezamos los mismos rezos,
Caminamos a la misma iglesia,
me regañabas cuando querías,
fuimos por caminos polvorientos,
regresábamos platicando,
-Las dos teníamos secretos
que de madrugada nos contábamos
eran de nuestros noviazgos- .
Muchas veces peleamos.
Y de grandes jamás nos comprendimos…
Yo me case, y me fui de la casa,
tú te quedaste un tiempo,
después te casaste,
después de un tiempo te separaste de tu esposo
y te fuiste a vivir con mi mamá,
pero nunca comprendí, porque nunca te di gusto,
traté, siempre traté de buscar tu lado amable
y nunca pude entender que tenías contra mí…
Mi mamá me necesitaba, pues ella estaba enferma
Y a ella mucho le gustaba que yo la acompañara…,
Que tenías? Celos, envidia coraje,
Nunca me lo dijiste, o nunca te entendí,
cuantos regalos me despreciaste
cuántas veces me hiciste llorar
cuántas veces me dijiste que no me querías allí!
Pero era casa de mamá, y ella me necesitaba a su lado.
Todavía recuerdo, que iba de duelo por la muerte de mi esposo.
Y ni así ablandé tú, corazón
Cuando llegue ni un beso me diste
Al contrario diste media vuelta y te fuiste
Fueron días difíciles para mí
Pero ahora ya no estás, hermana mía,
Y me quedé con ganas de un beso tuyo,
en la tumba te lo dije,
Te amé como hermana, pero tú nunca ni un beso me diste
Hermana me quede con ganas de un beso tuyo
Todavía no lo entiendo, y eso me hace sufrir
nunca me diste un beso, yo, te di, muchos, y nunca los aceptaste
Por eso te di uno sobre el cristal de la caja solo eso nos separaba
Allí estabas fría, sin poder decirme ya mas nada, no reclamo ni me enojo
Solo quisiera saber, ¿por qué nunca me diste un beso?
Lo último que te di, fue una flor blanca y en ella un beso
(Estoy bien solo quise sacar mi dolor, no te guardo rencor.
Eras mi hermana y siempre te amé)
-Dedicada en su aniversario luctuoso-
Alicia Pérez Hernández
-No es la pluma la que escribe es el alma-