ANEUDIS PEREZ

HOJAS DE OTOÑO (lee en las hojas de otoño y alli descubriras el amor)

Bajo un cielo de ramas

el viento toca arpas en el silencio

y con mansa paciencia

arranca notas de arpegios,

notas de árboles viejos

que llevan ovaladas esperanzas.

 

Meciéndose en la brisa

en un baile muy terso

acarician el día hilvanando senderos,

caminos de colores forman,

estelas doradísimas de ensueño,

verdes tornasolados de ternura,

marrón intenso el de su piel y beso,

violeta la frescura de sus labios,

el rojo que apasiona sus destellos,

un arco, todo un iris por el suelo.

 

Caen en el otoño de las vidas,

en el estío que medita un rato en su existencia,

caen como lágrimas de ecos,

como sonrisas de cascada corriendo.

 

Hojarascas de idilio, remolinos de sueños…

pequeños retoñitos resurgiendo,

ayudando a natura, a hacer su rol perfecto.

 

Me sumerjo en su mundo,

camino sobre lienzos,

sobre mantos de hojas… mis pisadas yo dejo,

bajo mis pies se escucha el crujir de su aliento,

el sol tomando el verde en cóncavo y convexo,

él les roba la vida y las seca en su anhelo

de convertir al mundo

en un nuevo universo.

 

La lluvia las golpea con suavidad de cielo,

y se bebe la tierra… el néctar de su cuerpo,

cuanta vegetación almacenan adentro,

en primavera aves hacen nidos coquetos

tomando su cobijo en sus brazos morenos,

las ramas que florecen dando vida a sus miembros/

el verano las quema, las enciende en su fuego...

la jirafa, el koala, el panda y el conejo,

la oruga, el elefante, el venado, el caballo y otros herbajuelos…

se acercan a su mundo y alimentan su ego.

 

Luego de un largo otoño

como abono perecen

erosionando el suelo,

suavizando sus eras

y así florecerán con otra primavera.

 

En tu haz tú refugias historias hechas sol,

tu envés le da la espalda al fétido calor,

tu ápice golpea como lanza el espacio,

y en tu borde acaricias el rocío y el campo.

 

Te veo, diminuta, llevada por el viento,

vagabunda te ves/ vagando sin quererlo,

a donde llegas tú… se encuentra la esperanza,

pues tan sólo la vida, renace en tu fragancia.

 

Hojas grises de otoño, alegre tantas veces…

pronto vendrá el invierno/ quizás a entristecerles,

pero yo estoy seguro que en unos pocos meses…

después del sufrimiento… verán como florecen.

 

 

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