María

Exentos

La quietud de la inquietud avasalla, arrasa, atropella. Paraliza emociones, destruye razones.

 

La quietud de la inquietud es un túnel oscuro. Anclados en la profundidad intentamos remontarnos. Inmersos,  añoramos el pasado.

 

La quietud de la inquietud oprime, ahoga, obstruye lagrimales. Indefensos y entregados ya somos inmunes en la quietud de la inquietud.