marco augusto

Una mañana de febrero


Una mañana de febrero

 

Esas sonrojadas rosas

que se marchitaron

en mi vergel,

han florecido de nuevo,

con el abono de tus

verduscos luceros.

Una emoción chispeante

emerge desde el centro

de mis maderos,

hasta las dos turquesas

con que me avivas de nuevo.

Un esplendor armonioso

emerge de mi asombrada  alma

y me anuncia,

que amaneció de nuevo,

mientras una mañana de febrero,

sin tocarte,

te acaricié con mis ojos

y te besé con mi fuego.