LeandroAY

Epitafio III

Si de roca fuese el cuerpo que ciñe mi alma,
fácil sería decir que sobre su rostro han muerto las nubes,
que de su sangre el rostro se inundó.


Mas la certeza es pura y no tan lejana: 
ella lloró y yo bebí sus lágrimas con mis mejillas.


Leandro Yñiguez,  26/01/2013