Aragorn

A ti...

 

 

 

A tus ojos de mirada cristalina

que no limita su visión ni la montaña,

que se eleva altanera por borrarte

la figura de aquel amor que en tu fuego arde.

 

Te entrego este río de mis profundas pasiones

que aun la mar no salina su dulce nombre,

porque quiere de tu sed saciar conforme

la fuente que seco la distancia de ilusiones.

 

Deja que te habite en el cielo

con la lumbrera de mi lucero;

y en el sol de cada día

con el paisaje que inspira tu poesía.

 

Sin ser el tueno, ni el relámpago,

solo puro en la energía;

con la ternura de un claro arrollo

que baña tus pies en su orilla.

 

Ojos que encienden melódicas noches y días

que cunden de colores mi camino,

conduciéndome firme hasta el concilio

de dos corazones que cantan un mismo trino...

 

Ungiendo la dicha de amor a mí destino

nunca apagues de mí tu preciosa mirada...

 

Que le restas vida sin tu brillo a mi alma.