David Goya

Iluso (David Goya) Palestina

Eres lo inalcanzable para mí; algo como una fantasía en la realidad, algo con lo que el pobre siempre sueña; eres lo que Dios ha creado para otro ser, eres real en la vida pero irreal en mi realidad;  eres una existencia que no existe en mi existir, eres una estrella, a la cual contemplo cada día, a través del cristal de la pantalla. Barrera que me impide tocarte, cristal que esfuma mis sueños si lo rompo, o alimenta mi ilusión si lo conservo. Eres hermosa, divina, cándida, especial y pura; eres un ángel bueno que me hace mal…, eres la virtud que me desventura, eres quien roba mis horas de descanso,  y me vuelvo idiota por contemplarte.

 Tu ni siquiera lo sabes,  que cada noche te miro y no sé dónde encontrarte, después de estar en mi casa y no poder hablarte;  si te hablase no me escucharías,  si te miro, sé que no presientes mis miradas; y aunque te toque no sentirás el rose de mis manos,  y aunque eres real como mis ansias de besarte, en mi realidad no existes;  aunque sé que existes  pero lejos de mi.

Yo soy el iluso, aquel que sueña contigo cada noche,  y me siento tu dueño sin ser mía.

Soy el idiota, aquel que se enamora de quien no debería; me enamore de ti, mujer de tele, que sufro cuando sufres en alguna etapa irreal que dramatiza la realidad.  Cada noche me siento a contemplarte, e intento enviarte ósculos de fuego, que algún cristal detiene; y el curso de su destino se vuelve incierto como la esperanza que pongo en ti.

En mi letanía cegajosa clamo por tus célicas miradas,  y pido un retal de tu corazón, para calmar mi angustia prolija,  que desgarra mi alma para entrar tu imagen .

Eres un castigo que la vida me impuso; no te tengo no te olvido, soy tuyo sin tu saberlo, y no eres mía aun deseándolo, estas fugitiva en mi alma y soy prisionero de la silueta que enmarca tu cuerpo. Solo te encuentro una hora por día y 23 te busco; y en cada hora que te encuentro se desespera mi corazón por expresar su sentimiento…  Sé que aunque oigas no escucharas mi suplica y aunque tengas unos ojos divinos, no veras a este hombre desesperado por tu cariño, ni sentirás aun sintiendo el rose de mis manos que acaricien tu cara.

Te amo aunque nunca lo sabrás y te perderé antes de encontrarte.