Un beso de cristal con azucenas
 guardo con otro beso de zafiro,
 donde guardo tu amor en un suspiro,
 que como sangre corre por mis venas.
Y el iris de tus ojos de bragadas
 lo tengo en una celda amordazado, 
 eternamente a mi está condenado,
 por violar el azul de mis miradas.
En el pecho la caricia que duerme
 latiendo cual reloj en el silencio,
 del letargo febril de mi alma inerme, 
sueño donde conservo, apasionada,
 al menos la ternura de tu aprecio,
 que es mucho más que quedarse sin nada.
Autora:
Amelia Suárez Oquendo.
Amediana
20 de enero de 2013.