Murialdo Chicaiza

LA MUJER Y EL VIENTO

El viento metálico

que barre recuerdos, me recuerda

al pistilo de tu cuerpo.

Por allá viene

silbando  y transfigurado.

Nace en los torbellinos

de la selva virgen.

Azotando se aproxima,

como si quisiera abrazarte

todo parece

un mausoleo arrebatado.

 

Y tú como una sombra

caminas exánime

con los ojos cerrados

y los cabellos oleando.

Su plañido unge indómito

la transida naturaleza

de vigor saturada.

Hoy he visto sus dolores.

Pero tu sombra se ha borrado

como si el viento

con su barba transparente

te hubiese acogido

llevándote

a vivir en su reino.