Antonio del Cefiro

SOSPECHA BOREALIS, ESPERANZA DE UN AMOR SOBRE LA MONTAÑA

El sol padece los terrores nocturnos

de la puerta del este de la montaña.

Uno solo con mi alma, gemelo perdido

entre la música del celaje que agoniza

se abre paso, cociendo la mas dudosa

realidad sobre mis carbónicas pupilas de fogata.

 

Levántate y anda,

poderoso amor de madrugada,

meridiano que voy dejando lejos

mientras más me acerco a la montaña.

Nuestro camino de faroles envejece,

se corrompe la floresta en tu celaje

y poco a poco un presagio palpitante

se alza como la aurora sobre las ramas.

 

Todo fuera como antes,

en aquellos días no había oxido en las cadenas,

ni sospechas en el pecho, ni fecha de expiracion para las manzanas.

Ah, las perlas de tu boca eran una dulce escalinata

hacia tan distintos pueblos en tu bosque,

hacia tan distintas plazas en tu alma.

 

Rompecabeza otoñal,

aún no se llena de hojas tu suelo,

yo se de mariposas del deseo

que aún no se marchitan en la vetusta

ocredad de las masmorras de esta casa.