Jesús Lantigua

NOCHE ETERNA

 

 

Me oculto entre tu vientre

 

degustando tus caderas con la punta de mis

dedos.

 

Te rozo suave y una ola de fuego me sacude,

 

me pierdo en tus neuronas.

 

El amor disfruta nuestro lecho y nos subyuga,

 

funde anatomías y apenas nos percatamos.

 

Esta noche, la inmortalidad nos invita

 

a su fiesta de luciérnagas y flores,

 

se recrea en nuestros cuerpos desnudos,

 

desanda la escarcha de los tiempos

 

y se pierde en el recuerdo de otros amantes.

 

Casi rozando la mañana nos sonreímos,

 

perpetuados en la sed de nuestros besos,

 

jadeantes y dichosos,

 

buscando aun, con desatino, el fin de la lujuria.