ALVARO J. MARQUEZ

RECUERDOS QUE SE VAN (1)

"Al no verte en mis recuerdos a veces/ me preocupo, no te lo niego./ Pues no sé si desapareces/ o me estoy volviendo ciego".


Sabemos que a ciertas alturas de la vida,

cuando ya la edad inclemente avanza,

uno poco a poco algunas cosas olvida

aunque no olvidar nada sea la esperanza.

 

Retengo en mi mente nombres de mi infancia,

de mi primer amigo que ya ni sé si aún vive,

de la primera niña que en amorosa circunstancia

aceleró el corazón de quien hoy esto escribe.

 

De la primera canción que logré componer

y de la mujer a quien feliz se la compuse.

La película que más de veinte veces llegué a ver,

no me importa que alguien de exagerado me acuse.

 

Recuerdo que me llevaban adonde crecían las olas

pues no sabía ni sé nadar y el mar me daba miedo,

Desde niño me gustó muchísimo estar a solas

y a veces para hacer cosas que decir acá no puedo.

 

Era rebelde a más no poder y siempre muy inquieto,

nada me importaba que me colgaran letreros,

quienes al juzgarme me faltaban al respeto

no eran en relación a mí menos malos ni más sinceros.

 

Siempre hubo quien se dio golpes de pecho

al ver las locuras “de ese niño insolente”,

a erigirse como jueces se creyeron con derecho

sin saber las razones que yo tenía en mente.

 

A unos en la vida la suerte los favoreció,

“a quien Dios se lo da, San Pedro se lo bendice”,

si uno de esos favorecidos no resulté ser yo

no será que Dios no quiso sino que yo no quise.

 

Algunas cosas ya las voy olvidando

y ya hay nombres que me cuesta recordar,

de mujeres que me gustaron no importa cuándo

y personas que me agredieron y no supe perdonar.

 

Tengo recuerdos de mi Primera Comunión,

lloraba por ser mi pantalón un poco transparente,

estaba vestido de marinero pero mi opinión

no era tan positiva como la que tenía la gente.

 

Hice la comunión con una prima a la que amaba

y en mi mente de niño rondaban las fantasías,

llegué hasta a imaginar que me casaba...

¿cómo olvidar entonces esos días?


Pero el tiempo avanza y los recuerdos se van,

algunos que olvido ya me habrán olvidado a mí,

personas que prometieron estar y no están,

personajes que quise ser y que por ratos fui.

 

Podría escribir un libro sobre mi vida, lo sé...

y no creo que resultaría nada aburrido,

pero no me perdonaría saber que algo olvidé

y no sé cómo contar lo que está en el olvido.